Antes de la Historia, el Homo neanderthalensis poblaba Eurasia y entraba en contacto con las oleadas migratorias de otra especie similar proveniente de África: el Homo sapiens. Miles de años después en torno a 7400 seres humanos pueblan hasta el último rincón de un planeta que no siempre fue tan exclusivamente suyo. Aun así, el Homo neanderthalensis dejó su huella genética en la forma de una minúscula parte de su ADN que todavía conserva la población euroasiática actual. Un pequeño porcentaje, pero también un pedazo de su propia humanidad. Nos encontramos “de nuevo” con este compañero prehistórico para desmontar el mito del neandertal “tonto”, los motivos de su extinción y su pensamiento simbólico. Instamos al lector a coger nuestra antorcha y a introducirse en los albores de nuestra historia y así poder descubrir por qué perdimos el rastro de los neandertales y si fuimos nosotros el motivo por el que la suya se apagó para siempre.
Neandertales
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Descripción
- “Sobrevolando el mundo de los neandertales” por Antonio Rosas, Museo Nacional de Ciencias Naturales – CSIC. La superación de las restricciones ecológicas y fisiológicas que mantuvieron el tamaño del cerebro en límites reducidos durante las primeras fases de la evolución del género Homo propició una nueva diversificación de linajes humanos y la aparición de nuevas formas durante el Pleistoceno Medio. Algunos de estos linajes desembocaron en grupos o demes aún poco conocidos, otros dieron origen a especies mucho más familiares; tanto que somos nosotros mismos, los Homo sapiens, uno de los productos de esa diversificación. Y nos queda por presentar a los cumplidamente renombrados neandertales, a los que identificamos como una especie diferente a la nuestra y denominamos Homo neanderthalensis. Mucho se ha escrito sobre ellos y más aún es lo que nos queda por desentrañar de su mundo y su paleobiología; secretos celosamente guardados entre los enigmas de su anatomía y sus restos arqueológicos. Para este artículo, contamos con una ilustración a cargo de José Luis García Morán reconstruyendo un esqueleto de neandertal y una comparativa con otros restos de Homo sapiens, además de un magnífico mapa de David Sancho incluyendo los principales hallazgos de fósiles e industria neandertales en Eurasia.
- “El hábitat de los neandertales” por Ruth Blasco, Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana CENIEH. Desde el sur de la península ibérica hasta Próximo Oriente e incluso Siberia, los neandertales fueron capaces de adaptarse a hábitats muy diferentes, y a menudo hostiles. Para ello hubieron de llevar a cabo una evolución tecnológica y cultural que les permitió superar los condicionantes medioambientales. Técnicas como la domesticación del fuego, que desarrollaron por primera vez, llevaron a una transformación de sus asentamientos y sus modos de vida que llevaría a la diversificación de estos. A través del estudio de las estructuras de hábitat y asentamientos podemos seguir reconstruyendo el comportamiento de los neandertales y cómo vivieron. También acompaña a este artículo una ilustración (obra de Jorge Martínez Corada) reconstruyendo una cueva ocupada por los neandertales, que funcionaría como campamento estacional donde estos se encuentran desempeñando sus actividades cotidianas y donde podemos observar los distintos espacios que conforman su hábitat.
- “Empuñando la lanza. La caza y la interacción con los carnívoros” por Jordi Rosell, Universitat Rovira y Virgili / IPHES. Con la inclusión de la carne en la dieta de nuestros antepasados más lejanos, los australopitecinos, comienza un proceso de transformación de los hábitos que tendrá una gran influencia en las especies posteriores. El drástico cambio de una dieta frugívora y folívora a una omnívora, junto a las transformaciones fisiológicas que estaban teniendo lugar, suponía un cambio respecto al comportamiento de los primates anteriores, que permitirá la adaptación a nuevos ambientes. Con la aparición del género homo, la ingesta de carne se vuelve imprescindible, y la consecución de carcasas animales pasó a ser una necesidad para los grupos humanos, así como la caza y la interacción con otros carnívoros. Se incluye en este artículo una ilustración de Breogán Álvarez en la que reproducimos el despiece de un mamut por un grupo de neandertales que acaban de darle caza.
- “A la luz de las llamas. El fuego y las plantas entre los neandertales” por Dan Cabanes, Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology. Seguramente uno de los actos más cotidianos de un neandertal fue encender un fuego y sentarse junto al lecho que había preparado para cocinar algunos de los tubérculos y plantas que había recolectado. Sin embargo, esta escena está muy lejos de la imagen que tenemos de los neandertales como hábiles cazadores que utilizaban herramientas de sílex para procesar la carne. El modo en que utilizaban los neandertales el fuego y las plantas es un campo de estudio en ebullición que proporciona una mirada distinta al mundo de los cazadores-recolectores musterienses.
- “Tecnología neandertal y explotación de recursos líticos en Europa occidental” por Javier Baena Preysler, UAM, y Concepción Torres Navas, UAM/ Muséum National d’histoire Naturelle de Paris. El Paleolítico Medio es el periodo en el que los neandertales ocuparon Europa y sus áreas cercanas, desde hace unos 300 000 años hasta aproximadamente 40 000 años (en fechas calibradas). Una prolongada ocupación que nos ha dejado un amplio registro arqueológico acerca de su cultura material: el musteriense. El dominio de la talla de huesos de todo tipo, junto a minerales y cantos como el sílex, el cuarzo u otras rocas volcánicas, así como un buen conocimiento del trabajo de la madera, sufrió un desarrollo tal, que podrían haber influido incluso a las industrias líticas de los sapiens, haciendo perdurar los modelos neandertales durante un largo período de tiempo.
- “El elemento simbólico. Arte, ornamentación y enterramiento neandertal” por Montserrat Sanz Borràs y Joan Daura Luján, UNIARQ / Universidade de Lisboa. Hoy en día nos parece que llevar pulseras, collares, piercings y adornos varios, así como maquillarnos o llevar tatuajes es ir a la última moda, como si fuera algo exclusivo de nuestra sociedad y nuestro tiempo. Sin embargo, este comportamiento simbólico ya lo tenían los neandertales que vivieron en Europa hace por lo menos 50 000 años. El conocimiento que vamos adquiriendo sobre el arte neandertal y sus expresiones simbólicas nos permite entenderlos de una forma muy diferente a como lo hacíamos en el pasado y lo que es más importante, nos habla de una cognición propiamente humana por parte de los neandertales. Una ilustración de Ramón Acedo ilustra el enterramiento de un neandertal en la cueva de Shanidar (Irak), un individuo que había sufrido grandes lesiones en vida, fruto de algún grave accidente.
- “El neandertal y el musteriense en los yacimientos ibéricos” por Eudald Carbonell Roura, Universitat Rovira i Virgili / IPHES / Fundación Atapuerca. A través el estudio de los diferentes yacimientos de la Península, la investigación sobre los neandertales ha podido ir avanzando en el conocimiento de esta especie y contrastando hipótesis evolutivas. Se trata de un escenario de singular valor para el estudio neandertal, por la abundancia de depósitos, tanto en el interior como en el exterior de la Península, como por la calidad de los registros encontrados para el período musteriense, en el que vivieron los neandertales. Con un mapa de David Sancho con los principales yacimientos de la península ibérica.
- “La “extinción” de los neandertales” por Joan Daura Luján y Montserrat Sanz Borràs, UNIARQ / Universidade de Lisboa. La desaparición de los neandertales y la pervivencia de sus genes en sus sucesores inmediatos, los sapiens, sigue siendo uno de los principales misterios de la evolución humana. ¿Llegaron alguna vez a mezclarse ambas especies? De ser así, ¿hasta qué punto somos posesores de la herencia neandertal? Los yacimientos del sur de la Península tienen mucho que contribuir al debate, dado que fue este el escenario de la teórica extinción de unos neandertales acorralados por la expansión de los sapiens, con los que probablemente existieron frecuentes contactos.
- “De ricos a pobres y viceversa. La fiesta romana de las Saturnalias” por Santiago Montero, Universidad Complutense de Madrid. Las Saturnalias eran una de las fiestas más populares del calendario religioso romano: optimus diem las llama el poeta Catulo. Comenzaban el 17 diciembre, una fecha próxima al solsticio de invierno y al final de año, pero al menos desde época de César se prolongaban seis días más, hasta el 23 de diciembre, invadiendo así otras fiestas del mes: Opalia (19), Divalia (21), Larentalia (23). El primer día estaba reservado a los ritos religiosos mientras los restantes eran considerados dies feriati y por tanto las escuelas y los tribunales permanecían cerrados. Es lógico que así fuera, pues la suspensión de las leyes evitaba el temor de que se incumpliese alguna de ellas durante la celebración de una fiesta caracterizada por la libertad y la transgresión social.