Descripción
Más allá de los tópicos sobre el belicismo y la ideología militar de los mexicas o de los recurrentes relatos sobre la conquista, la realidad del mundo mesoamericano en los dos siglos que preceden a la llegada de los españoles estuvo marcada por una dinámica cultural compleja, de una riqueza y complejidad incuestionables. Y es que el imperio que erigieron los aztecas era heredero de una historia milenaria que seguía la estela del antiguo esplendor que en el periodo clásico (ca. 250-900 d. C.) tuvieron centros de la talla de Teotihuacan o Tula. No en vano, los mexicas que erigieron la espléndida Tenochtitlan se afanaron en hablar de su pasado mítico interrelacionándolo con estas grandes ciudades, que habrían de otorgar un prestigio simbólico a su prometedor futuro. En sus tiempos el dominio territorial que lograron en la región sostuvo un crecimiento demográfico que iba a empujar a los pobladores de la cuenca de México a buscar ingeniosas soluciones para explotar al máximo el territorio y entablar relaciones comerciales a larga distancia que garantizaran su supervivencia y desarrollo.