Justiniano I el Grande

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“He aquí un general romano [el conde Belisario] cuyas victorias no son menos romanas, ni sus principios estratégicos menos clásicos que los de Julio César” (Robert Graves. El conde Belisario, nota preliminar). Con estas maravillosas palabras de la novela del maestro Graves volvemos sobre Justiniano I el Grande. Y es que, aunque lo pensemos más cerca de lo medieval que de lo clásico y aunque el cristianismo hubiese ganado el pulso definitivamente al paganismo, Justiniano trataba de resucitar la gloria del Imperio romano. Así, intentó recomponer la unidad mediterránea del Imperio, una tarea que se antojaba prácticamente imposible. Muchas veces se ha enjuiciado su esfuerzo como pernicioso para el Imperio, restándole fuerzas frente a los ataques que desde todos los frentes sufrió el Imperio en la siguiente centuria. Y es que había demasiados retos llamando a la puerta de este colosal emperador: sasánidas, vándalos, ostrogodos y visigodos. Por ahora os dejamos con BelisarioNarsés y sus jinetes acorazados, desde las riberas del Éufrates a las del Tíber.

 

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Descripción

Justiniano I el Grande

Las guerras de Justiniano en Occidente y la idea de restauración por Michael Maas (Rice University)

Cuando en 527 Justiniano subió al trono del Imperio romano hubo de confrontar un mundo cuya configuración geo-política había sufrido una transformación radical en el curso del siglo anterior, con multitud de retos llamando a su puerta.

El ejército de Justiniano, por Ilkka Syvänne. Ilustrado por Christos Giannopoulos y Carlos de la Rocha

Las estructuras militares heredadas por Justiniano eran las creadas por Constantino y Teodosio. La única modificación significativa había sido la inclusión de los foederati y bucellarii dentro de las estructuras regulares del ejército y la de los excubitores como guardias de corps imperiales a finales del siglo V. Las áreas reconquistadas fueron reorganizadas según este sistema. Sin embargo, Justiniano también reformó la organización de acuerdo a sus juicios y los del Sacro Consistorio, su gabinete de asesores.

Justiniano y las hordas post-húnicas por Borja Pelegero Alcaide

La estepa es un cinturón de terreno herboso que atraviesa buena parte del continente euroasiático, desde Manchuria hasta Hungría, siguiendo la línea del paralelo 15. A partir del siglo X a. C. fue el hogar de numerosos grupos de pastores nómadas que se convirtieron en un factor a tener en cuenta para los estados sedentarios que bordeaban la estepa. Roma y Bizancio no escaparon a esta regla.

imperio romano de oriente

Tríptico el imperio romano de Oriente, por Carlos de la Rocha

Detallado tríptico, con el anverso mostrando el Imperio romano tras las conquistas de Justiniano, con el reverso detallando la situación política inmediatamente anterior, bajo la hegemonía del rey Astrogodo Teodorico.

Utrimque roditur. Relaciones exteriores y equilibrio de poder del Imperio justinianeo por Aitor Fernández Delgado

Justiniano I es uno de los soberanos que mayor huella dejó en los anales de la milenaria historia del Imperio. Entre los muchos rasgos de su polifacética imagen, uno sobresale a la hora de hacer balance de sus casi cuarenta años de gobierno: el de consumado estadista. A pesar de que, como versa el título –Utrimque roditur, “por todas partes me roen”–, el Imperio fue puesto a prueba en todos los frentes, fue capaz de mantener a Constantinopla en la cúspide de la intrincada red de relaciones geopolíticas que presidieron su época gracias a una magistral combinación de guerra y diplomacia.

sitio de Roma 537 Belisario Vitiges

La defensa de Roma por Belisario, por Christopher Lillington-Martin

En diciembre de 536 Belisario, general del emperador Justiniano, capturó Roma, que hubo de defender de un gran ejército comandado por Vitiges, rey de los godos y de los italianos (536-540), desde marzo de 537 hasta marzo de 538. Consideraremos la estrategia y las tácticas empleadas en Roma, y que, finalmente, condujeron a la conquista de casi toda Italia, hasta que en 540 los godos, sitiados en Rávena, ofrecieron su corona a Belisario, que este rechazó. La guerra en Italia continuó, con rebeliones godas durante al menos otros veinte años. La conquista de Justiniano hizo más daño a Roma e Italia del que habían hecho los vándalos o los godos en el siglo V, y tardó siglos en recuperarse.

Narsés y la conquista de Italia: 552-554, por José Soto Chica (Universidad de Granada)

Si hubo una guerra difícil, larga y cruenta para los ejércitos de Justiniano, esa guerra fue la de Italia. Un eunuco de 74 años, Narsés, dotado de una habilidad estratégica y táctica sin igual, sería el encargado de ponerle fin con una serie de rotundas victorias sobre el poderoso ejército ostrogodo puesto en pie por el joven rey guerrero Totila.

Y además, introduciendo en nº19: Veni, vidi, vici. Julio César y la batalla de Zela, 47 a. C., por Philip Matyszak

La ciudad de Zela siempre ha desempeñado un papel estratégico en los asuntos militares de Anatolia, asentada en la cima de una colina sobre la fértil llanura del río Yesil –conocido como Iris en época clásica–, una posición desde la que controla el acceso a los pasos de montaña hacia el sur. Por eso en la Antigüedad quien controlase Zela controlaba también la entrada a la frontera entre los reinos de Galacia, el Ponto y Capadocia.

 

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