Egipto. El Imperio Nuevo 2ª edición

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“Lectores, desde lo alto de estas líneas (casi) 40 siglos os contemplan” Con este famoso discurso que Napoleón pronunciaba durante su campaña a Egipto introducimos este número. Bien conocida es la fascinación que el País de las Dos Tierras ha despertado en la mente occidental durante siglos. Viajamos a Egipto durante el Imperio Nuevo bajo las dinastías XVIII, XIX y XX, su época más belicista y en la que ocupó un importante papel internacional. Esa beligerancia va a traducirse en un creciente papel del ámbito militar, evidente desde la expulsión de los hicsos hasta el ascenso al trono de faraones salidos de los rangos del ejército, como Horemheb. Analizamos la máquina militar egipcia capaz de desplazar rápidamente ingentes ejércitos como en las campañas de Megiddo o Qadesh. A su vez, ese desarrollo militar, con logísticas complejas y tipos de tropa cada vez más especializados, tendrá su trasunto en unas prácticas diplomáticas cada vez más sofisticadas.

 

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Descripción

Egipto, Mitanni, Hatti, por Aroa Velasco

Tras la unificación y la expulsión de los hicsos del territorio egipcio, conseguida por Ahmose, se impondrá un impulso expansionista nunca antes visto en Egipto. Al morir, aquel legó a su sucesor un Egipto unificado, que dominaba desde el sur de Palestina hasta más allá de la segunda catarata, además de un sentimiento nacionalista impulsado gracias a la agresiva política exterior que llevó a cabo tras terminar con la monarquía hicsa. El recuerdo histórico de la invasión extranjera, del caos frente a Maat, del desmembramiento de la unidad de Egipto y sus terribles consecuencias, fueron un tema constantemente recordado.

Ahmose Reino Nuevo

El ejército durante el Reino Nuevo, por José F. Alonso García

Con el inicio del Reino Nuevo la guerra en Egipto evolucionó de forma significativa como resultado de la experiencia acumulada tras la invasión de los hicsos. La adopción del carro de guerra, el caballo, el arco compuesto, así como la incorporación de mercenarios y la adopción de nuevas tácticas militares, conllevaron la renovación del ejército egipcio.

La autobiografía del militar Ahmose, hijo de Ebana, por Fernando Quesada Sanz, Universidad Autónoma de Madrid

El oficial de Marinos Ahmosis, hijo de Ebana, justo de voz, dice: “Os hablo a vosotros, gente toda, (para) hacer que conozcáis los favores que me acontecieron. Fui recompensado con oro [por mi valor en el campo de batalla] siete veces a la vista del país entero, (así como con) esclavos y esclavas igual¬mente. Fui ricamente dotado con numerosas tierras. La fama del  hombre valiente quedará en lo que ha hecho, sin desaparecer de esta tierra por toda la eternidad.”

Al servicio del faraón. Mercenarios en Egipto durante el Imperio Nuevo, por Francisco Gracia Alonso, Universidad de Barcelona

Pese a constituir el apoyo determinante de una estructura social tan jerarquizada como la del Egipto faraónico, el sistema militar egipcio tardó muchos siglos en desarrollarse hasta convertirse en una herramienta eficaz para desplegar y mantener una política expansionista en el Próximo Oriente. No será hasta la XVIII dinastía cuando la organización alcance su mayor grado de profesionalidad, pero ni aún durante las victoriosas campañas del Imperio Nuevo los contingentes egipcios, lastrados por un sistema de reclutamiento ineficiente, superarán en número a sus adversarios. Serán el duro entrenamiento y la atroz disciplina ejercida por los mandos las razones básicas que permitirán sustentar los éxitos de un ejército al que se sumaban, de grado o por fuerza, contingentes de guerreros a sueldo.

Las campañas militares de Tutmosis III, por por Javier Martínez Babón, Thutmosis III Temple Project

Tutmosis III fue el artífice de un gran imperio que durante tres siglos tuvo un destacado papel en las relaciones internacionales del Próximo Oriente asiático. Los anales de este faraón, escritos en los muros del templo de Amón de Karnak, así como informaciones complementarias procedentes de estelas y de textos biográficos de algunos de sus hombres, permiten reconstruir parcialmente los avances de las tropas egipcias por tierras del Próximo Oriente.

La batalla de Megiddo, por por Jorge Rubio Campos, Asociación Española de Egiptología

“¡La captura de Megiddo es la captura de mil ciudades!” Con esta frase, recogida en los Anales de Karnak y dirigida por el joven faraón Tutmosis III a su ejército tras la victoria en Megiddo, podemos concluir que ya desde su primera campaña militar en Asia, el Imperio egipcio alcanzará los límites máximos de su expansión. Para ello serán necesarias otras dieciséis expediciones.

Tríptico desplegable, El Imperio Nuevo, por Carlos de la Rocha.

batalla de Meggido

Guerra y diplomacia entre Egipto y Asia durante el Imperio Nuevo, por Mario Liverani, Sapienza-Università di Roma

Los protagonistas de las relaciones internacionales durante el Imperio Nuevo –el faraón y los “grandes reyes” asiáticos de Hatti y de Mitanni, de Babilonia y de Asiria– no habían leído a von Clausewitz, pero habrían estado de acuerdo con él en afirmar que la guerra es la continuación de la política (y por tanto de la diplomacia, que es la política de las relaciones interestatales) por otros medios, e incluso habrían sostenido también que, a la inversa, la diplomacia es continuar la guerra con otros medios, con las armas de la retórica en lugar de las tajantes y los carros de guerra.

El carro de guerra en batalla. Una revisión crítica, por Fernando Quesada Sanz, Universidad Autónoma de Madrid

El carro ligero de guerra tirado por dos caballos fue uno de los más distintivos símbolos de poder entre las potencias –grandes y medianas– del Próximo Oriente y del Mediterráneo Oriental durante el Bronce Pleno (c. 1600-c. 1200 a. C.). Símbolo del prestigio y del poder de la realeza, vehículo para la ostentación de la aristocracia, transporte simbólico en ceremonias y procesiones, todas estas funciones están en directa relación con la que sería –desde muy poco después de su aparición– su función principal: la guerra.

Reseñas de libros, miniaturas y juegos.

Y además, introduciendo el nº 16: Jacopo dal Verme, el condotiero fiel, por Javier García de Gabiola

Jacopo dal Verme fue uno de los pocos casos de condotieros que fueron fieles a su señor, Gian Galeazzo Visconti, al que le unía una relación personal de amistad. No fue solo un mercenario, sino que bajo su dirección el Ducado de Milán se convirtió, a finales del siglo XIV, en el estado hegemónico de Italia, solo pudiendo ser detenido, a pesar de diversas alianzas de los demás estados italianos, por la repentina muerte del duque. Su mayor éxito fue la derrota del ejército mercenario francés de Armagnac en Alejandría en 1391.

 

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