Descripción

“Porque aquellos cuya ambición ni el mar, ni las montañas, ni los inhóspitos desiertos pueden contener, y a cuya codicia ni siquiera son capaces de poner coto las fronteras que separan Europa de Asia, ¿cómo van a contenerse con sus circunstancias presentes sin hacerse daño uno a otro mientras se encuentran en continuo roce y contacto?” (Plutarco, Pirro XII). Así describía elocuentemente Plutarco las continuas guerras desatadas entre los Diádocos, los sucesores de Alejandro Magno, por el reparto del imperio que este conquistó. Desde el Indo hasta la Magna Grecia; esa fue la expansión del horizonte griego que dejó como herencia Alejandro Magno. Según la leyenda, las últimas palabras que este pronunció en su lecho de muerte ante la necesidad de nombrar un sucesor, fueron Krat’eroi (al más fuerte), aunque probablemente dijo “a Crátero”. El dilema supuso el enfrentamiento entre los Diádocos, sucesores que lucharon por su imperio en conflictos sin fin.