La plaga zombi despoja a los infectados de todo excepto de sus costumbres más arraigadas, sustituyendo lo demás por el ansia de matar. Es evidente que los nigromantes pretenden sacar provecho de esto: el fruto de sus experimentos con la infección son los caminantes arqueros, truculentos cadáveres animados de antiguos cazadores y tiradores de élite. La ordalía ha corrompido su carne, pero ha preservado su destreza con los arcos.
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