Descripción
Ya fuera en la línea Cassino o en las amplias extensiones de la Unión Soviética, a principios de 1944 los Panzer seguían siendo los dueños del campo de batalla. Con el Panther cada vez más perfeccionado y los potentes Tiger produciéndose en serie, el alcance y la potencia de los cañones de estos monstruos seguían siendo insuperables y, por mucho que sus enemigos confiaran en la fuerza numérica, a menudo sus tanques fueron destrozados antes de haber tenido siquiera la oportunidad de actuar. Estas eran las circunstancias cuando el 6 de junio se abrió un nuevo escenario bélico con el desembarco aliado en Normandía. El laberíntico bocage francés se convirtió en un terreno de caza perfecto para las bestias acorazadas, donde los frágiles Sherman poco podían hacer sin la ayuda masiva de la artillería y la aviación. En aquel nuevo frente la presencia de grandes formaciones Panzer de las SS se multiplicó. Pronto, los alemanes añadieron una fiera nueva a su bestiario, el Tiger II, un leviatán insuperable que sería fuente de innumerables preocupaciones tanto en las llanuras húngaras como en los bosques y montes de las Ardenas.