Aunque en realidad los acontecimientos históricos son el resultado de diversas causas, existe la leyenda de que a veces, una sola persona puede torcer el curso de la historia y convertir lo que “debería haber sucedido” en “lo que sucedió”. Algo así parece haber pasado con la actuación de Thomas Edward Lawrence en la inmensidad del desierto árabe, hasta el punto que ha pasado a ser conocido como Lawrence de Arabia. Sin embargo, la aportación de Lawrence de Arabia a la Revuelta árabe sigue siendo discutida y, desde luego no fue el único actor en la misma. Tras la guerra, los árabes vieron cómo sus aspiraciones de convertirse en un solo país quedaban frustradas por las ambiciones territoriales de franceses y británicos, y uno de los hombres a los que culparon de ello fue Thomas Edward Lawrence. Sus incursiones en el desierto profundo, sus escritos sobre personajes clave de la rebelión, su ánimo en la acción y en los campamentos lo convirtieron tanto en héroe como en villano, y forman parte de su leyenda particular, la de Lawrence de Arabia.
Lawrence de Arabia
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Descripción
El mundo árabe antes de Lawrence por Thomas G. Fraser (Ulster University)
En vísperas de la Primera Guerra Mundial, el mundo árabe, que tanto había contribuido a la civilización en siglos pasados, se hallaba, casi por completo, gobernado por potencias foráneas, fundamentalmente los turcos otomanos desde su capital imperial de Estambul. El inicio de las hostilidades significó para muchos la posibilidad de apostar por la independencia del dominio externo en una campaña que quedaría asociada para siempre con el extraordinario, si bien controvertido, soldado amateur británico llamado T. E. Lawrence, conocido como “Lawrence de Arabia”. La subsiguiente frustración de las aspiraciones árabes a manos de británicos y franceses, que habían sido sus aliados durante la guerra, se convirtió en un elemento importante de la evolución política del Próximo Oriente, cuyas consecuencias llegan hasta hoy.
La estrategia británica en Oriente Próximo por David Decker (University of South Carolina Sumter)
La Primera Guerra Mundial fue un conflicto que se extendió por todo el planeta, incluida África, Asia y Oriente Próximo. Las acciones de las potencias de la Entente, especialmente las de los británicos, en esta última región no fueron reacciones apresuradas e improvisadas ante los acontecimientos, sino estrategias planificadas basadas en décadas de experiencia en el trato con las regiones no europeas del mundo. Los líderes de Gran Bretaña y Francia entendieron el papel fundamental del Mediterráneo oriental en el esfuerzo de guerra contra las potencias centrales y, tanto las iniciativas tácticas ejecutadas por los militares británicos contra el Imperio otomano como el apoyo a la Revuelta árabe de T. E. Lawrence, formaron parte de unas ideas militares de mayor calado.
La guerrilla durante la Revuelta árabe por Christophe Leclerc
A diferencia de lo que afirma la leyenda difundida por algunas personalidades e historiadores árabes de cierto relieve, como el emir Abdalá, George Antonius o Suleiman Mousa, la revuelta (thawra) que comenzó en el Hedjaz en junio de 1916 no fue, en absoluto, una acción secundada masivamente. La llamada a la rebelión general lanzada por Hussein ben Alí, gran jerife de La Meca, solo fue respaldada por algunas tribus, pues entre los beduinos estaba más extendida la idea de pertenencia a la comunidad de los creyentes (umma) que la de independencia, que por el contrario tenía mucho más importancia en las élites sirias. Dignatario religioso respetado por los musulmanes, el propio Hussein tampoco se llevó a engaño y en su proclamación del 27 de junio denunció los abusos cometidos por los turcos y su falta de respeto hacia el islam. También dijo actuar para “el triunfo del islam y la mejora de las condiciones de los musulmanes”.
El Acuerdo Sykes-Picot por Peter Mangold (St Anthony´s College, Oxford)
La Primera Guerra Mundial supuso un punto de inflexión en la historia contemporánea del Próximo Oriente al tener como resultado el fin de cuatro siglos de dominio otomano de la región. Mientras se desarrollaban los combates en el que se convirtió en el segundo teatro de operaciones más importante de la guerra, se planteó la cuestión clave de quien heredaría el legado otomano si Turquía era derrotada. Dado que Gran Bretaña soportó el grueso de los combates, fue su diplomacia la que esbozó las grandes líneas del sistema de estados moderno en la región y lo hizo a través de tres prometedores documentos: la primera parte de la llamada correspondencia Hussein-McMahon de 1915, que abrió la puerta a la Revuelta árabe, vino seguida por el Acuerdo Sykes-Picot de 1916, que supuso la división del territorio entre Gran Bretaña y Francia, mientras que la Declaración Balfour, de 1917, fue una promesa del Reino Unido de apoyar el establecimiento de un hogar judío en Palestina.
De Áqaba a Damasco por Roger Ward (Great Arab Revolt Project)
Debido al que ha sido descrito como uno de los raids más atrevidos de la historia, cayó el puerto de Áqaba. Para entonces, las escasas docenas de hombres que habían abandonado Al Wajh en mayo se habían expandido hasta los 700 combatientes, muchos de ellos pertenecientes a la tribu de los howeitat. La fuerza original, guiada por Lawrence de Arabia y compuesta por irregulares árabes entre los que se contaban combatientes como Auda abu Tayi, había efectuado un viaje circular de más de 960 km durante el cual había cruzado el implacablemente inhóspito Al Houl. La captura de esta nueva base supuso que a partir de entonces la Rebelión árabe iba a ser capaz de extenderse hacia Siria, cubriendo al flanco derecho del avance británico y colaborando activamente en la captura de Damasco.
T.E. Lawrence una biografía crítica por Neil Faulkner (University of Bristol)
¿Mentiroso y charlatán o genio militar? ¿Campeón de los oprimidos o agente del imperialismo británico? ¿Artificio de la cultura de la celebridad o uno de los primeros creadores del siglo xx? el debate sobre T. E. Lawrence, Lawrence de Arabia, se ha propagado durante un siglo. “En la ciudad universitaria de Oxford, había soñado –nos cuenta Lawrence en el epílogo de Los siete pilares de sabiduría, sus memorias de guerra– que, en el curso de mi vida, daría forma a la nueva Asia, que el tiempo empujaba inexorablemente hacia nosotros”. “Todos los hombres sueñan –escribió Lawrence– pero no del mismo modo. Los que sueñan durante la noche, en los polvorientos recovecos de sus mentes, se despiertan al día siguiente para encontrarse con que todo era vano, pero los soñadores diurnos son hombres peligrosos, porque pueden ejecutar su sueño con los ojos abiertos, y hacerlo posible. Eso es lo que yo hice”.
La frustración de las aspiraciones árabes por Thomas G. Fraser (Ulster University)
Tras la victoria llegó el momento de repartir los restos del derrotado Imperio otomano, un pastel en el que había demasiados comensales con intereses contrapuestos. Los árabes habían esperado que se les reconociera el derecho a fundar un Estado propio que se extendiera desde el sur de Arabia hasta el norte de Siria, pero británicos y franceses ya se habían repartido sus esferas de influencia sobre un mapa en el que estos debían quedar divididos bajo diversas tutelas y con diversos grados de autonomía, dependiendo de la buena disposición de las potencias que iban a controlar la región. Por mucho que Faisal trató de evitarlo personándose y hablando en nombre de su familia y de su gente en la conferencia de paz de París, los resultados no fueron los esperados y el escaso apoyo estadounidense no duró. Primero fueron derrotados en Siria por los franceses, aunque después una revuelta en Irak y la amenaza de una guerra convirtieron a Faisal y Abdalá en reyes. Sus estrellas ascendían mientras las de su padre y el primogénito de este declinaban a manos de los saudíes.
Cuba y el expansionismo estadounidense por James C. Bradford (Texas A & M University)
La guerra de 1898 con España marcó un punto de inflexión en la historia de Estados Unidos, ya que durante el siglo anterior al conflicto, sus intereses se habían centrado exclusivamente en los asuntos domésticos. A mitad de la década de 1890, los sucesos en Cuba captaron la atención y la simpatía de los ciudadanos norteamericanos, quienes urgieron a su Gobierno a asistir a los cubanos para asegurar su independencia de España. El subsiguiente conflicto expulsó a los españoles de la isla caribeña y transformó a Estados Unidos en una potencia imperial y fundamentalmente alteró su administración.