La Guerra del Yom Kippur de 1973, también conocida como Guerra de Octubre o del Ramadán con diferentes connotaciones ideológicas, fue la mayor y más equilibrada contienda de todas las que han jalonado el conflicto árabe-israelí desde 1948. Según Kenneth Pollack (Arabs at War, 2002), Oriente Medio ha sido el teatro de operaciones más influyente del mundo de postguerra desde el punto de vista de la doctrina militar. Lo que en esencia terminó en una victoria militar de Israel se tradujo en un triunfo político unánime en los países árabes. Las potencias árabes lograron resarcirse de las consecuencias de la Guerra de los Seis Días e Israel mantuvo su seguridad nacional y, más aún, su lugar hegemónico en Oriente Próximo por medio de una conjunción de eficiencia militar y gestión diplomática de los territorios ocupados seis años atrás. Tras la Guerra del Yom Kippur, el conflicto político y social del pueblo palestino pasaría a convertirse en el epicentro del conflicto en Oriente Próximo.