«[…] Experimentó tal desesperación, que se dejó crecer la barba y los cabellos durante muchos meses, golpeándose a veces la cabeza contra las paredes, y exclamando “Quintilio Varo, devuélveme mis legiones”. Los aniversarios de este desastre fueron siempre para él tristes y lúgubres jornadas». (Suetonio, Los doce Césares 23). Con estas palabras retrataba el historiador Suetonio la reacción del emperador Augusto al recibir la noticia de que tres legiones completas, junto con sus unidades auxiliares, habían sido aniquiladas en un bosque de Germania. El lugar concreto de la batalla, el bosque de Teutoburgo, una de las mayores humillaciones de las armas romanas. Merced al descubrimiento arqueológico del lugar en el que se produjeron los enfrentamientos del último día de la batalla, podemos hoy saber mucho más de aquel suceso. Trataremos de analizar las circunstancias que llevaron a su dramático final, los detalles del proceso y sus consecuencias tanto inmediatas como, sobre todo, a largo plazo, en la definición de las fronteras del todavía muy joven imperio.