Descripción

Una de las maniobras más difíciles de la navegación a vela consiste en trasluchar o trabuchar, es decir, cambiar de amura el velamen para virar en redondo. Esto hizo, metafóricamente, la monarquía española en agosto de 1796 cuando pasó de combatir a la atea y regicida república francesa en el marco de la Primera Coalición a aliarse con ella contra el Reino Unido, que constituía, en cualquier caso, el tradicional rival de España en tanto que potencia naval que le había disputado el dominio del Atlántico durante todo el siglo XVIII. La guerra contra Gran Bretaña llegó en un momento en el que la Armada española, con las finanzas de la corona en crisis debido a los elevados costes de la contienda precedente con Francia, afrontaba una difícil situación por los recortes presupuestarios, que mermaron su capacidad de combate. Así quedó demostrado en la primera gran batalla en que se enfrentó a la Royal Navy, la de San Vicente, en febrero de 1797, que reveló carencias que urgía remediar. Con todo, la Marina española seguía siendo un formidable rival y, dirigida con habilidad por José de Mazarredo, demostró su capacidad para enfrentarse con éxito a los británicos en Cádiz poco después. En este número nos adentramos en los compases iniciales de la Guerra Anglo-Española de finales del dieciocho, una contienda esencialmente en el mar –y anfibia– cuyos frentes principales del año 1797, desde la bahía gaditana hasta las Antillas, pasando por Tenerife, recorremos en estas páginas.